domingo, 6 de octubre de 2013

7 vidas.


Vuelve a ser domingo. Últimamente todos los días son domingos. Lo sé porque el aire sabe a derrota y tú dueles un poquito más. Los rincones de Madrid ya no esconden y las calles no saben hablar. Y no hacen falta nubes en el cielo para que yo tenga que llover. Y lluevo... lluevo a todas horas.
He olvidado dejar de recordar y el presente sólo me parece un poquito el abrazo que nos dimos ayer o la mirada que cruzamos ese 22 de abril que nos llevaría a una guerra de sentimientos con los corazones por trincheras que perdería yo.
Cada noche le aúllo a la luna para que me lleve con ella. No sé... quizás desde allí ya no te sienta en cada paso. Pero no la puedo engañar, ella sabe que soy una gata, y que mi lugar está en los tejados, recorriéndolos a ellos y  no a nuestra historia una y otra vez.
Decidí que se acabó, pero no sirvió de nada. Porque no quiero que cicatrices si significa que desaparezcas. Pero ya no tengo ganas de ti, porque ganas...ganas tú y pierdo yo.
No sé cómo superar ésto si sigue siendo domingo, y los domingos sólo sabe uno querer, recordar y doler.

3 comentarios:

  1. Es muy bonito esto que has escrito. Doloroso. Espero leerte pronto un texto que se acerque más a la felicidad (que volverás a sentir más cerca, tarde o temprano).
    Ánimo bonita, y sigue escribiendo así.

    http://www.azucarycenizas.blogspot.com.es

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por comentar, y más aún por leerme :)
      Un saludo;D

      Eliminar
  2. "...para que yo tenga que llover".

    Bueno leído y mejor escuchado.

    Para que yo tenga que llover. Para llover juntos, como plomo y mercurio penetrando la tierra que fuimos. Yertos. Puros.

    Hurra. Hurra valiente.

    ResponderEliminar