domingo, 30 de marzo de 2014

A través de reflejos.


Es curioso; se llama Alicia y, sin embargo, es la reina de corazones. Y creerme; la única trampa para haber llegado a serlo ha sido su sonrisa. Pero la verdadera Alicia vive en los espejos, en ésos que ya no se atreve a mirar por miedo a lo que puedan reflejar y, no obstante, es el único lugar dónde se puede volver a encontrar.
Sale a la calle con el pelo suelto (por miedo a que puedan verse marcas o cicatrices en el cuello), los ojos pintados y las gafas de sol (tapando el moratón del ojo izquierdo y las lágrimas que no se atreven a salir) y una sonrisa tan dolorosa como la tarde anterior (y todas las demás).

A pesar de todo, Alicia es preciosa y las calles por las que camina no dudan en recordárselo con piropos, miradas y suspiros.
Hasta el viento le susurra que está enamorado de ella.
Pero vuelve a casa y el miedo la acorrala. Se le olvida querer. Se le olvida quererse.
Deja las bolsas en la cocina y escucha un estruendo en el salón. Alicia sobresaltada ha tirado la botella de ginebra y toda la cocina apesta a alcohol. Casi tanto como él.
Camina al salón mientras se desprende de las gafas de sol, el abrigo y el pañuelo. Ahora su cuerpo revela el daño que esconde en sus sonrisas.
Una ráfaga de viento ha arrasado con el espejo del salón rompiéndolo en pedazos. Alicia se ha agachado a recogerlo y se corta sin querer. No ha sido tan doloroso el corte como el reflejo que se ha encontrado. ¿Quién era aquella mujer? Las lágrimas, la Alicia del espejo, la sangre, el miedo, el olor a ginebra, la realidad, ... todo se mezcla en cuestión de segundos y la explosión de su interior, por un momento, no deja supervivientes; por un momento deja de sentir.
Mirándose en aquella Alicia vacía de todo miedo, y a la vez vacía de todo valor, comienza a correr.
Y, así, va dejándose a atrás para volverse a encontrar.



2 comentarios:

  1. el talento es, casi siempre, una zorra esquiva.

    queremos elevación, no realidad. Disciplina estética.

    Hurra Harley. Hurra. Sigues siendo tu.

    No te rompas todavía.

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  2. "Ya sólo me rompo cuando nadie mira (y muy poquito)"

    "ya" suena a derrota. como esta larga conversación.

    pero sabemos que no es cierto. la derrota, digo.

    el fondo de la espiral descendente se convierte a la larga en el inicio de la elevación; lo malo son las capas de alma que te dejas en el camino.

    Cuídate pequeña H.

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