En
aquel pueblo todos se conocían, y sino lo hacían, se sabían más que de vista.
Desde
pequeños, Luna y Marcos habían sido más íntimos (en un secreto a voces de sus
miradas y risas cómplices) que el resto de su grupo de amigos. Con el tiempo,
la relación se fue afinando, y sabiéndose que sus familias no se llevaban demasiado
bien, produjo que los rumores fueran mucho más jugosos que los de cualquier
otra pareja de críos del pueblo, apodándoles, así, Romeo y Julieta.
La prohibición y el escándalo de aquella relación clandestina hizo las
historias volar a una velocidad de vértigo.
A
menudo, Marcos leía sus historias y poemas, y Luna interpretaba a sus
personajes, repitiendo cada frase y haciéndolos suyos.
Marzo
le trajo a Luna trece años y Marcos le hizo el regalo que desencadenaría una
historia de confusión. Con aquella primavera vino una de las lunas llenas más
brillantes desde hacía muchos años. Esa noche, cuando Luna pidió permiso para
salir con Marcos, sus padres no se lo permitieron. Y como siempre que ocurría
esto, Luna se escapó. Con alma y agilidad de gata, descendió desde su balcón
hasta el suelo a la distancia de un primero. Algunos vecinos que la vieron esa
noche, la creyeron fugarse.
A partir de ahí todo rodó…cuesta abajo. Al día siguiente sólo se hablaba de los dos trágicos amantes; de sus planes de fugarse juntos, del intento de suicidio del pobre chiquillo de catorce años, de la desaparición de los dos…
A partir de ahí todo rodó…cuesta abajo. Al día siguiente sólo se hablaba de los dos trágicos amantes; de sus planes de fugarse juntos, del intento de suicidio del pobre chiquillo de catorce años, de la desaparición de los dos…
Entre
colas de frutería y charletas en el parque, consiguieron reconstruir una historia de verdades a medias, exageraciones y valientes invenciones.
Se escapó de casa por
el balcón y salió corriendo hasta el edificio abandonado con lo puesto, ¡ni
siquiera llevaba zapatos! Cuando llegó, el chiquillo estaba asomado a la azotea
amenazando con suicidarse. ¡Él pensaría que ella le había abandonado! Y empezó
a andar por la cornisa, como dudando, pero cada vez se tambaleaba más. Entonces
la chica le empezó a gritar que había llegado y que no lo hiciese mientras
lloraba desconsolada. “¡ESTOY AQUÍ!”, decía la pobrecita todo el tiempo. Fue
en ese momento, en el que se iba a tirar al vacío, cuando la vio. ¡Menos mal!
Después de eso se abrazaron y algunos me han asegurado que hasta se besaron
apasionadamente. ¡De película! ¿verdad? Y desde anoche no se les ha vuelto a
ver a ninguno de los dos. Se han fugado juntos. Romeo y Julieta con final feliz.
Esa
era la versión oficial que se escuchaba en cada rincón del pueblo.
Fugas
y suicidios; una verdadera tragedia romántica, ¿verdad? Pero las apariencias
engañan y la verdad no podía ser más inocente de lo que lo eran ellos.
No
se supo, oficialmente, nada de ninguno de los dos hasta la noche siguiente. Y no
fue hasta pasados los meses que los vecinos empezaron a desengañarse de aquella
fábula que habían creado ellos mismos.
Lo
que realmenete ocurrió aquella noche, es que Luna se escapó de casa y se dirigió
al edificio abandonado que tantas veces había transitado y dónde habría de
encontrarse con Marcos, para por fin abrir el regalo de su cumpleaños. Cuando
la chica llegó y le vio en la cornisa, le gritó que ya estaba allí. Marcos tuvo
que inclinarse y forzar la vista para poder distinguir a Luna. Cuando por fin subió,
los dos se sentaron en lo más alto del edificio y Luna pudo abrir su regalo. Un
sobre morado que rezaba “Mírate arriba.
El mismo nombre. La misma luz.” Su regalo era el mejor poema que jamás
escribiría Marcos a lo largo de su niñez, adolescencia, juventud y vejez. Cuando Luna le preguntó por el titulo del que sería el mejor
regalo de su vida, Marcos, simplemente, contestó “mi
mejor amiga”.
Las
apariencias engañan, los rumores corren más rápido que el tiempo y la verdad, y
el amor no sólo es romántico.
Que curioso
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