viernes, 4 de noviembre de 2011

Filofobia

Ella nunca pudo querer a nadie, nunca supo lo que se sentía al amar.
"Si no puede amar, no tiene corazón", decían muchos. No era cierto, al igual que un sordo no podía escuchar y lo que más ansiaba era oír una melodía, lo que ella más ansiaba era sentir aquel estúpido sentimiento que podía llegar a ser tan maravilloso como devastador.
Y, no obstante, supo que tenía miedo; miedo a que ese amor que había conseguido huyera algún día transformado en lágrimas, temía que sólo fuesen miradas perdidas, que las diez  dulces sonrisas tuviesen que estar atadas a mentiras, tenía miedo de seguir sintiendo cuando sólo quedasen amargos recuerdos. Lo ansiaba sí, pero lo temía también.
"Los miedos se superan", dijo él. Y la chica pensó que quizás en el fondo ella no quería superarlo, que quizás prefería sacrificar mariposas en el estómago ante el riesgo de sufrir puñaladas en el corazón.


1 comentario:

  1. Las puñaladas en el corazón también merecen la pena...

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