miércoles, 5 de octubre de 2011

Tormenta


Es una noche cerrada, cubierta por una capa de lluvia que arropa la luna. Las calles están desiertas excepto por tu recuerdo. Aún vaga por cada rincón de Madrid por el que paseamos juntos.
¿Ves aquella chica en la parada del autobús? Soy yo. Espero al olvido, me dijeron que paraba aquí. Pero no es cierto, sólo ha pasado la desesperación, la angustia y la impaciencia.
Me han engañado, ¿sabes? Pero, no importa, porque esta noche me acompañan los rayos para verlo todo más claro, y los truenos para no oír mis gritos de desesperación.
Las gotas que trae la tormenta se escurren por la cristalera de la parada, veo como caen poco a poco hasta llegar al suelo y reunirse con un pequeño riachuelo que se ha formado después de la primera hora de llovizna. 
Ojalá pudiese hacerlo yo, seguir ese río dejando atrás lo que me atrapó en el pasado de aquel cristal a la que llaman vida.



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