Me mira desde la ventana, me susurra y acaricia.
Cada noche la Luna viene hasta mi cuarto y me dice que despierte.
No me da tiempo a negarme, porque su luz hace que mis párpados se levanten.
Y después lo olvido todo. No queda nada, ni siquiera el recuerdo.
Luna, como ninguna, bonita, preciosa, siempre desnúa
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